La economía circular propone algo simple y complejo a la vez: consumir menos, reciclar más y aproximarse poco a poco a la desaparición del concepto de basura que hoy manejamos. Abre un camino obligatorio para conservar la salud del planeta, que pide a gritos que desaparezca la cultura del usar-tirar, un modelo insostenible que arrasa tierra, flora y fauna. Al cambio ya se han sumado gobiernos, ciudades y empresas de todo el mundo. Nadie duda de su importancia: Bruselas, con su último paquete de medidas, ya ha puesto fecha a la transición, con objetivos concretos para 2020. Seguir leyendo
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