La catástrofe de Valencia nos ha recordado algo que no podemos seguir ignorando: la naturaleza, por mucho que intentemos someterla, siempre tendrá una fuerza mayor a la que jamás podremos igualar. El cambio climático no es una teoría lejana ni una estadística abstracta; se trata de una realidad que, como acabamos de ver, se manifiesta en forma de desastres naturales, afectando nuestras vidas, nuestros hogares y nuestra seguridad.
Hemos vivido décadas de crecimiento impulsado por la idea de «tener más», de alcanzar el progreso a costa de los recursos naturales. Nos hemos permitido ignorar las señales de advertencia: el incremento de las temperaturas, la deforestación, la contaminación de nuestros mares y la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, la naturaleza no olvida y, tarde o temprano, nos muestra el precio de nuestras acciones, incluso en momentos y lugares que consideramos «seguros».
Es importante que no nos culpemos individualmente, ni como sociedad, por estas situaciones. No se trata de señalar al consumidor ni de cuestionar nuestras acciones cotidianas, sino de reflexionar sobre las decisiones a gran escala que impactan nuestra relación con el planeta. En la esfera política, vemos cómo a menudo se depende de teorías generales que intentan abarcar la realidad mediante aproximaciones sociológicas. Pero, si bien estas ciencias ayudan a entender el comportamiento humano, no tienen la capacidad de prever fenómenos naturales con la precisión que las matemáticas y la estadística sí pueden ofrecer. Seguir leyendo «La prevención es clave: Valencia nos muestra que la tierra no espera ¿Estamos listos para cambiar?»
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