Spread the love

Aquí os dejo un interesante artículo de Juan Pablo Zurdo, que no tiene desperdicio 😉

Las costas del viejo continente ocultan escenas grotescas, como esta de la bahía de Nápoles, en Italia, repleta de residuos plásticos.Getty Images.

Centímetro a centímetro, botella a botella, mascarilla a mascarilla o mandarina a mandarina (pelada y en envase individual), se plastifica un planeta. Qué puedes hacer tú, qué puede hacer tu empresa.

El titular de este artículo es el eslogan de una campaña del proyecto LIBERA, que así interpelaba a quien arrojaba una colilla, una mascarilla —ambos objetos incorporan sustancias plásticas— o cualquier otro residuo para engordar la “basuraleza”.

La frase tiene su ironía, obvio, pero palidece ante el sarcasmo de lo pulcros que somos en nuestra casa y lo sucios en la casa de todos. No dejan otra conclusión los informes sobre la basura en general y los plásticos en particular por su tenaz resistencia a degradarse, dicen que 500 años.

Aquí va una andanada de datos avalados por Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial, Fundación Ellen MacArthur, Greenpeace, Nature Sustainability, Break Free From Plastic o el propio LIBERA —compartido por Ecoembes y Seo/BirdLife— citando la literatura científica reciente:

Mafia sucia por definición

Más del 80% de los residuos que Europa arroja a sus mares son plásticos. Las costas del viejo continente ocultan escenas grotescas como el mayor vertedero del Mediterráneo, en el estrecho de Messina, donde la Mafia italiana, que controló el negocio de la basura como sus primos neoyorquinos, volcaba los camiones al mar como quien esconde pelusas bajo la alfombra.

Peccata minuta comparada con los diez mayores desagües planetarios: ríos asiáticos que atraviesan China, India, Malasia, Filipinas o Tailandia y arrojan al océano el 90% de toda la basura marina. Tal que en un iceberg, el 75% nunca se ve, está bajo la superficie, como las 650.000 toneladas de redes de pesca fabricadas en su mayor parte con nylon 6, el más resistente.

LEER MÁS