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Carmen Tenorio colabora con su pequeño grano de arena con el medio ambiente evitando que este material no vaya a la basura, creando bonitas estrellas para el árbol de navidad.
Por lo general, estos envases, típicos en embalajes de productos como las patatas fritas, están compuestos por hasta siete capas, en las que se intercalan sobre todo el aluminio y diferentes tipos de plástico, como el polipropileno (PP) o el tereftalato de polietileno (PET).

Esto facilita que los alimentos que encierran puedan conservarse en unas condiciones aptas su consumo durante más tiempo, pero también conlleva un gran quebradero de cabeza para las empresas de reciclaje; ya que, si bien los distintos materiales que las componen pueden reciclarse por separado, no es fácil despegarlos.

Gracias Utilizima.com por contribuir a eleminar de una forma estética este peligroso objeto transformándolo en adornos navideños reciclado.

¿Cuál es el peligro? Estos pequeños y aparentemente inofensivos elementos están hechos de polipropileno (un derivado del petróleo). Y como todo plástico, recuerda Nadia Balducci, directora de Life Out of Plastic (L.O.O.P.), no desaparece nunca; solo se desintegra en pequeños pedazos después de decenas o cientos de años.

Cada día, toneladas de cañitas terminan en rellenos sanitarios o son arrojados a los ríos y el mar.

Por eso, son ingeridas por cientos de especies marinas, causándoles enfermedades a mediano y largo plazo. “No hay que olvidar que nosotros mismos nos vemos perjudicados, porque al final de la cadena alimenticia, vamos a terminar consumiendo los recursos hidrobiológicos con todas esas toxinas”, explica Balducci.

 

Vía: https://www.elespanol.com

https://publimetro.pe